Estuvieron a cargo de uno de los camiones de la organización. El reconocido banderillero habló con el matutino local LA VOZ y contó como es la famosa competencia por dentro



(ESCRIBE JOSE IGNACIO OTEGUI) El Dakar es una competencia que no tiene parangón con ninguna otra prueba del deporte automovilístico. El espíritu de aventura que hace que el verdadero desafío sea ganarle al Dakar en si y poder llegar al punto final es quizá la característica fundamental. Por eso existe el “Espíritu Dakar”.

La edición 2012 estuvo cerca de Balcarce por el hecho de que la largada simbólica se hizo en Mar del Plata y que una especial de 57 kilómetros se corrió en las playas de Necochea. Eso hizo que varios balcarceños pudieran disfrutar de los más de 470 vehículos que compitieron.

Sin embargo, hubo dos vecinos que vivieron la más dura de todas las carreras del deporte motor desde adentro. Ellos fueron Marcelo Barragán y su tío, José Montes, que tuvieron a cargo uno de los camiones que la empresa Amaury Sports Organization (ASO), la “dueña” del Dakar, dispuso dentro de la logística de la competencia.

Barragán, que está ligado a los “fierros” por ser banderillero (forma parte del grupo de banderilleros de la ACTC y también trabajó con el TC2000 y llegó a estar en competencias internacionales como cuando la FIA GT corrió en Potrero de los Funes), aceptó la propuesta de su tío para manejar el camión que desde Mar del Plata hasta Lima, Perú, pasando por todos los puntos en donde pernoctó el circo del Dakar, llevó el semi donde precisamente durmieron integrantes de la organización. Por eso LA VOZ DE BALCARCE conversó con Marcelo, quien contó como fue la “Experiencia Dakar”.

-¿El Dakar se vive como un verdadero desafío, no solo para los corredores sino también para ustedes?
-El desafío que tienen los corredores y nosotros también en las rutas es muy grande porque te encontrás con precipicios, montañas y lo que pidas dentro del recorrido. Es muy linda como experiencia, es otro el espíritu, todos duermes en carpas, se comparten muchas cosas. Pero el clima nos dificultó bastante.

-¿Cuál fue tu función?
-Nosotros fuimos choferes porque le alquilaron un camión a Bocha Ciantini. Siempre íbamos una etapa adelante por lo que nos perdíamos el Dakar en si. Además nosotros viajamos por ruta porque no podíamos transitar con los camiones por los mismos caminos de la competencia.

Fui acompañado por mi tío Jorge Montes, de Los Pinos. Salimos el 28 de diciembre y llegamos el 21 de enero. Todos los que integraban la organización descansaban en la casilla y en el semi. Organizaban todo lo que se iba a hacer al día siguiente y a las seis de la mañana salíamos para una nueva etapa.


-¿Se puede comparar con las carreras que vos ves habitualmente?
-En cuanto a la carrera no tienen comparación con el TC o con una carrera en pista. Incluso mi tarea fue diferente porque era chofer y siempre fui banderillero. Esto es una travesía, tiene mayor adrenalina. Uno de los pilotos me contó que durante la competencia alcanzó los 190 kilómetros en plena bajada, y yo miraba la montaña y no podía creer que lo hicieran a esa velocidad, porque es imposible.

-Pudiste conocer otros países como Chile y Perú…
-Si, conocí Chile y Perú y hay una gran miseria. Para que tengas una idea a los camiones les ponían ramas de árboles con espinas en las puertas para que no los robaran. No se podía andar de noche porque te robaban. Lo lindo era la llegada los pueblos porque la gente esperaba a los pilotos en las plazas.

-¿Y compartiste momentos con los pilotos?
-En Copiapó, que fue donde se hizo la jornada de descanso, pude conocer a algunos pilotos, porque allí estuvimos unos días y también durante las jornadas de descanso porque no salíamos de donde estábamos. Estuve con pilotos que ya conozco del TC, con el Pato Silva, con José Luis Di Palma. Pero a los hermanos Patronelli no los vi en toda la carrera.

-¿Van a repetir la experiencia?
-No se, es difícil. Son muchos días y es muy difícil, no es como parece. Es un trabajo duro, no son vacaciones.